Hasta ahora la imagen que yo tenía de Antonio Banderas la relacionaba sobre todo con Zorro y el Mariachi de “Desperado”. Sé que ha hecho muchas más cosas pero confieso que no he seguido su carrera de forma exhaustiva. Pues resulta que ahora, desde que estoy en Italia, Antonio Banderas entra en mi casa todos los días, y no una ni dos veces. En cada pausa para la publicidad en TV aparece en alguno o varios anuncios para una famosa marca italiana llamada Mulino Bianco, que fabrica productos de bollería y pan de molde. Una cosa exagerada, pues el hombre hace prácticamente él solo toda la campaña comercial de todos y cada uno de los productos.
Hasta aquí todo bien. Me parece estupendo que le ofrezcan trabajo en Italia interpretando a un molinero-panadero (imagino que no habrá sido por falta de trabajo que se lo habrán propuesto y seguramente no le faltarán proyectos cinematográficos), y así poder verlo y oírlo hablar en italiano -porque se nota que es su voz y no es un doblaje- y él el italiano lo habla muy bien.
Lo que me ha dejado estupefacta es que se ponga a hablar con una gallina de nombre Rosita. No es broma, es verdad. Y te quedas pensando: “De repente, Zorro se pone a hornear galletas y hablar con una gallina llamada Rosita”. Bueno, esperemos que al menos le estén pagando bien…
Tan exagerado es el asunto que hasta los propios italianos se han apiadado del actor y han creado grupos en Facebook en su defensa.
Y para entender el motivo por el que se ha montado tanta revolución y llamada a la liberación del pobre Antonio, incluyo el enlace de alguno de los anuncios que se han visto en TV y que no paran de salir.